
La música es un menú rico y variado.
Puede sonar raro, pero muy a menudo me entran ganas de desayunar… ¡un disco! Definidamente, estoy hambriento de música a todas horas: he conocido muchos artistas con los que he llegado a compartir mi “enfermedad”, es muy bonito ser parte de un colectivo tan especial, sentirse arropado y apoyado, y de paso… saciar el apetito.
Porque no hay cosa más importante para un Productor de mi guisa que vivir por y para la música. Sé de algunos que han perdido el deseo de masticar notas, eso suele pasar cuándo se profesionaliza aquello que nace de una inclinación personal, y se deja de disfrutar de lo que más nos gusta. Por este motivo, me encanta utilizar la palabra “amateur” en el más estricto sentido de “amante”, ya que en mi opinión, por muy profesional que seas, si no amas lo que haces, mal andamos. Y esta, no es una recomendación, sino la conditio sine qua non que determina si puedo o no trabajar con alguien: su amor incondicional por la música.
Es fundamental alimentar nuestro alma.
No paro de pensar en ella, fantasear, disfrutar y crear a partir del sonido. 20 años de profesionalidad no han mermado mi ansia de querer siempre más, como empedernido consumidor de los distintos ingredientes con los que cada día relleno mi despensa: hoy, menú variado:
- Entrantes: un poco de promoción radiofónica.
- Primer plato: el arreglo definitivo de un tema listo para lanzar al mercado.
- Segundo plato: la producción de un vídeo musical para una gran artista con guarnición de social management.
- Postre: ensayos con mi banda, Medea.
- ¿Qué más pedir? Ah sí, un digestivo por supuesto: licor de hierbas aromatizado con clases de canto a mis insaciables artistas.
¿Crees que sería posible vivir plenamente si el arte no fuera parte de nuestra dieta cotidiana? Porque no puedo imaginarme alimentándome de otra cosa… quizás sea muy extremista, pero si preguntas a músicos cuántas veces se han olvidado de comer por ensayar, a bailarines cuántas cenas se han saltado para actuar sobre un escenario, a pintores en cuántas ocasiones se han abstraído del mundo para capturar la magia de la luz y a actores si han preferido ayunar para sentir en su piel lo que su personaje experimentaba, tendrás tu respuesta.
No sólo de pan vive el hombre. Certeras palabras.