
Siempre que al final de un concierto te quedas con las ganas de disfrutar más y más del espectáculo, porque se te ha hecho corto, es buena señal. Y es justo lo que el sábado pasado mis alumnos de canto consiguieron al subirse al escenario y darlo todo. El público estaba entregado, y las casi dos horas de actuación se les pasaron volando, se les hicieron muy cortas. Una performance de diez. ¡Bravo!
El trabajo da sus frutos
Claro está que detrás de tanto éxito, hay mucha preparación. Cualquiera que haya trabajado en el mundo del arte escénico sabe lo que cuesta que todo funcione: a las muchas horas de estudio vocal a las que tengo sometidos a mis alumnos (por mi culpa, lo reconozco, porque les exijo esfuerzo constante para su mejora), hubo que añadirles los días de ensayos y coreografía y el trabajo delante del espejo para sacar la mejor expresión facial y la correcta postura corporal. Sumando, tres meses de estudio y dedicación. ¿Qué necesidad tenían mis artistas de confrontarse con el público y trabajar tan duramente? Una muy importante: es parte del aprendizaje, es la fórmula más directa para evolucionar, para ir cogiendo “tablas”. Mi método de enseñanza no deja lugar para esconderse, para posponer lo inevitable, para evitar medirse al público. Toda disciplina artística nace de la pasión y del compromiso, conceptos clave para entender porqué el esfuerzo siempre tiene recompensa. Además, por mucho que hayas estudiado, defender en directo lo que has ensayado en privado es algo del todo distinto, y quien lo ha vivido puede dar fe de ello. Si por un lado sirve para valorar la calidad de la enseñanza, por otro, es el momento en el que nos enfrentamos cara a cara a nuestros miedos más profundos, los de no cosechar el éxito anhelado porque dependemos de la opinión de los demás…
La confianza como motor de la vida
¿Y si lo hago mal? ¿Y si no llego a transmitir todo lo que llevo dentro? ¡Cuántas personas se habrán preguntado lo mismo! Recuerda: hagas lo que hagas en la vida, si no eres tú el primero en confiar en ti mismo, no habrá nunca nadie más que lo haga por ti. Quisiera describirte el concierto de la semana pasada pero sólo te diré que para mí fue como leer un magnifico libro: se empieza por conocer los personajes, entender la trama de la historia, sufrir y disfrutar con ellos hasta llegar al desenlace final. Un creciendo que nos llevó a unos aplausos increíbles, y al precioso y unánime grito “Otra, Otra, Otra…”. Mis artistas fueron presentándose cada uno a través de temas confeccionados a medida para ellos, enfrentándose al directo con rigor y ganas, y disfrutando de cada instante encima del escenario. La próxima vez, si no viniste, no te lo pierdas. Porque no se puede describir con palabras, ni siquiera las imágenes dan una idea de lo que pudimos vivir, pero fue un momento en el que se respiró arte vivo y todos los corazones latieron al unísono.